Cada 17 de noviembre, la Iglesia celebra a Santa Isabel de Hungría, una mujer de gran fe y devoción que aprovechó su posición social para servir a los más necesitados. Hija del rey Andrés II el Hierosolimitano, Isabel se casó con Luis I, con quien tuvo un hijo. Tras la muerte de su esposo, Isabel decidió abrazar la pobreza y consagrar su vida a la religión.
Isabel fue una gran defensora de los derechos de los pobres y una modelo de caridad y compasión. Su generosidad hacia los más necesitados fue un ejemplo para muchos. Se dice que siempre estaba dispuesta a ayudar a los más desfavorecidos, incluso cuando otros se negaban a hacerlo. Su fe y su devoción a los más necesitados la llevaron a realizar muchas obras de caridad y a ser una gran inspiración para muchos.
Isabel también fue una gran defensora de los derechos de las mujeres. Creía firmemente que todas las mujeres deberían tener los mismos derechos que los hombres y luchó por ello. Fue una de las primeras mujeres en luchar por la igualdad de género y la igualdad de oportunidades para las mujeres.
Santa Isabel de Hungría fue una mujer de gran fe y devoción que nos dejó un gran legado de caridad y compasión. Su ejemplo nos recuerda que la generosidad y la compasión son cualidades que todos deberíamos tener. Su ejemplo nos recuerda que la igualdad de género es algo que todos debemos luchar por conseguir. Por estas razones, la Iglesia celebra a Santa Isabel de Hungría el 17 de noviembre de cada año.
