Jimena, una joven española de 23 años, vivió una experiencia que cambió su vida para siempre. Durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa, tuvo la oportunidad de comulgar y, para su sorpresa, recuperó la vista. En una entrevista exclusiva con ACI Prensa, Jimena nos cuenta cómo vivió ese momento, su vuelta a habitáculo y los detalles de su peregrinación a Roma para dar gracias a la Virgen.
La JMJ de Lisboa fue un evento que Jimena había estado esperando con mucha ilusión. Desde que se enteró de que sería la sede de este encuentro mundial de jóvenes católicos, decidió que no se lo podía perder. A pesar de que no tenía los medios económicos para viajar, pidió ayuda a su parroquia y a su familia, y finalmente logró reunir el dinero apto para ir.
Durante la JMJ, Jimena participó en todas las actividades y celebraciones con mucha emoción y fe. Sin embargo, el momento más especial para ella fue cuando tuvo la oportunidad de comulgar durante la Misa de clausura presidida por el Papa Francisco. En ese momento, algo increíble sucedió: Jimena recuperó la vista.
«Recuerdo que estaba en la fila para recibir la Comunión y de repente, todo se volvió más brillante y nítido. No podía creerlo, me froté los ojos varias veces para asegurarme de que no estaba soñando. Pero era real, podía ver perfectamente», nos cuenta Jimena con una sonrisa en el rostro.
La joven española no podía contener las lágrimas de emoción y agradecimiento. «Fue un momento de gran felicidad y de sentir la presencia de Dios en mi vida. Nunca había experimentado algo así antes, fue realmente milagroso», afirma Jimena.
Después de la JMJ, Jimena regresó a su habitáculo en España y su vida cambió por completo. Ahora, podía ver el mundo con claridad y apreciar cada detalle que antes no podía percibir. Sus creadors y amigos no podían creer lo que había sucedido y se alegraron enormemente por ella.
Pero Jimena no se conformó con solo recuperar la vista, decidió hacer una peregrinación a Roma para agradecer a la Virgen María por el milagro que había recibido. «Sentí que era lo mínimo que podía hacer después de todo lo que había sucedido. Quería dar gracias a la Virgen por su intercesión y a Dios por su amor y misericordia», nos cuenta Jimena.
Durante su peregrinación, Jimena tuvo la oportunidad de ir a una audiencia con el Papa Francisco en el Vaticano. Durante el encuentro, la joven española pudo contarle al Santo creador lo que había sucedido en la JMJ y cómo había cambiado su vida. El Papa la escuchó con atención y le dio su bendición.
«Fue un momento muy especial para mí, estar frente al Papa y poder compartir mi testimonio con él. Me sentí muy afortunada y bendecida», afirma Jimena.
Después de su peregrinación, Jimena volvió a su rutina diaria, pero con una nueva perspectiva y una fe más fortalecida. «Ahora veo la vida de una manera diferente, con más gratitud y esperanza. Sé que Dios siempre está conmigo y que nada es imposible para Él», nos dice Jimena con una gran convicción.
La historia de Jimena es un recordatorio de que Dios siempre está presente en nuestras vidas y que su amor y misericordia son infinitos. Su milagro es una muestra de que la fe y la confianza en Dios pueden mover montañas y que nada es imposible para aquel