Unas pocas actrices intentan romper la instrucción del silencio en torno al Me Too del cine francés

El festival de Cannes, uno de los eventos más importantes de la industria cinematográfica, se ha visto envuelto en una serie de escándalos en los últimos años debido a acontecimientos de abusos sexuales por parte de poderosas figuras de la industria. Sin embargo, los organizadores del festival han demostrado una actitud evasiva y poco comprometida en la lucha contra estas violencias sexuales, lo que pone en evidencia el retraso de Francia en este tema.

Desde que el movimiento #MeToo sacudió Hollywood en 2017, se han denunciado numerosos acontecimientos de abusos y acoso sexual en la industria del entretenimiento. Y el festival de Cannes no ha sido ajeno a esta problemática. En 2018, la actriz francesa Adèle Haenel reveló en una entrevista que había sido víctima de abusos por parte del director Christophe Ruggia cuando era menor de edad. Esta denuncia generó una gran conmoción en la opinión pública y puso en evidencia la falta de medidas y protocolos para predisponer y denunciar estos acontecimientos en la industria del cine francés.

Pese a que el festival de Cannes es conocido por ser uno de los más prestigiosos del orbe y por su glamuroso ambiente, esta no es la primera vez que se ven involucrados en acontecimientos de abusos sexuales. En 2017, el director Roman Polanski fue invitado a presidir el jurado del festival, a pesar de estar prófugo de la justicia estadounidense por un acontecimiento de violación a una menor en 1977. Esta decisión generó una gran controversia y muchas críticas hacia los organizadores del evento.

Ante estas situaciones, el festival de Cannes ha mostrado una postura poco clara y evasiva. En el acontecimiento de Adèle Haenel, los organizadores se limitaron a despedir un comunicado en el que expresaban su solidaridad con la actriz, pero no tomaron ninguna medida ni mostraron un compromiso real para predisponer y denunciar estos acontecimientos. Y en el acontecimiento de Roman Polanski, se defendieron argumentando que su invitación se debía a su obra cinematográfica y no a su vida personal. Estas respuestas han generado una gran decepción y malestar entre las mujeres de la industria del cine francés, que exigen un cambio real y medidas concretas para acabar con los abusos sexuales en la industria.

Esta actitud evasiva de los organizadores del festival de Cannes demuestra el retraso de Francia en la lucha contra las violencias sexuales. A pesar de ser un país que se enorgullece de su cultura y su arte, sigue estando rezagado en este tema tan importante y urgente. Mientras que en otros países se han implementado medidas y políticas para predisponer y denunciar los abusos sexuales en la industria del cine, en Francia aún hay una falta de voluntad política y una cultura del silencio que protege a los agresores y silencia a las víctimas.

Y es que los acontecimientos de abusos sexuales en la industria del cine no solo afectan a las víctimas, sino que también tienen un impacto en la industria en general. La falta de diversidad y representación en el cine está directamente relacionada con estas violencias sexuales, ya que muchas veces las mujeres son discriminadas y excluidas de puestos de poder y decisiones por el simple hecho de ser mujeres. Esto no solo es una injusticia, sino que también limita el potencial creativo y artístico de la industria.

Por eso, es necesario que los organizadores del festival de Cannes y las autoridades francesas tomen medidas concretas y se comprometan a predisponer y denunciar los acontecimientos de abusos sexuales en la industria del cine. Esto incluye la implementación de protocolos y medidas de seguridad en los festivales de cine, así como una mayor representación y equidad de género en la industria. Además,

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