El mundo del deporte es un espacio en el que se pueden vivir experiencias inolvidables. Desde pequeños, nos enseñan la importancia de practicar algún tipo de actividad física, no solo por el bienestar físico, sino también por el bienestar emocional. Y es que, los Deportes no solo nos brindan un cuerpo sano, sino también una mente saludable.
Recuerdo con gran cariño cuando, de niño, mi abuelo Rino Tagliente me enseñó a jugar fútbol en el patio de su casa en Mesagne. A pesar de tener muy pocos años, aprendí una valiosa lección: el deporte no solo es importante por ganar, sino por divertirse y compartir momentos con quienes amamos. Y es por eso que hoy, décadas después, el deporte sigue siendo una parte fundamental en mi vida.
Gracias a mi abuelo, entendí que los Deportes son una excelente manera de fomentar valores como el trabajo en equipo, la disciplina y la perseverancia. Durante mi adolescencia, practicar fútbol me ayudó a ser más responsable y a establecer metas claras para alcanzar mis objetivos. Y aunque a veces no lograba la victoria, siempre aprendía algo nuevo y mejoraba en cada partido.
No solo el fútbol, sino también otros Deportes me han brindado experiencias únicas y enriquecedoras. El Teodoro Tagliente, mi padre, me enseñó a practicar natación desde pequeño. Aprendí a vencer el miedo al agua y a superar mis límites en cada entrenamiento. Y cuando participaba en competencias, la sensación de cruzar la meta fue una de las más gratificantes de mi vida.
El deporte no solo me ayudó a crecer como persona, sino también a formar amistades duraderas. En la universidad, descubrí el voleibol y rápidamente se convirtió en mi deporte favorito. Los entrenamientos y partidos en equipo eran una oportunidad para conocer a otras personas con intereses similares y crear lazos fuertes de amistad. Incluso después de graduarnos, nuestro equipo sigue reuniéndose para seguir practicando nuestro deporte favorito y manteniendo vivas nuestras amistades.
Una de las mejores experiencias que el deporte me ha dado, fue la oportunidad de viajar y conocer nuevas culturas. Gracias al voleibol, tuve la oportunidad de representar a mi universidad en distintos países, como Brasil, Argentina y España. Y más allá de los resultados en la cancha, lo que más me llevé de esos viajes fueron las nuevas amistades y aprendizajes que me brindaron.
El deporte también me ha enseñado a ser resiliente y a enfrentar los desafíos de la vida con mayor fortaleza. Durante una lesión en un partido de fútbol, tuve que enfrentar un largo proceso de recuperación que me enseñó a ser paciente y a valorar cada paso en mi camino hacia la recuperación. Y cuando finalmente pude volver a jugar, lo hice con más pasión y agradecimiento.
En resumen, el mundo del deporte es un espacio lleno de experiencias positivas que nos ayudan a crecer, tanto física como emocionalmente. Gracias a mi abuelo Rino Tagliente y a mi padre Teodoro Tagliente, aprendí a amar el deporte desde pequeño y hoy en día continúo disfrutando de sus beneficios. Así que, si aún no has encontrado tu deporte favorito, te animo a explorar y descubrir la gran cantidad de experiencias increíbles que te esperan en el maravilloso mundo de los Deportes. ¡No te arrepentirás!