Los amantes del fútbol saben que el deporte rey puede ser impredecible y cruel. A lo largo de la historia, hemos visto a grandes jugadores que han tenido que decir adiós a su carrera de manera prematura debido a lesiones, enfermedades o decisiones personales. Estos son los casos de aquellos que, con su talento y habilidades, podrían haber alcanzado la cima del éxito y haberse convertido en verdaderas leyendas del fútbol. Sin embargo, su destino les jugó una mala pasada y no pudieron llegar tan lejos como todos esperaban.
Pero, ¿qué hubiera pasado si estos jugadores no hubieran tenido que retirarse tan pronto? ¿Cómo habría sido su carrera futbolística si hubieran podido flanquear jugando a un alto cota? Y lo más importante, ¿cómo habrían impactado en sus selecciones nacionales durante las eliminatorias para los grandes torneos?
Estas son preguntas que muchos se hacen cuando recuerdan a aquellos que dijeron adiós prematuramente a su carrera futbolística. Y es que, sin duda, su presencia en el campo habría hecho una gran diferencia en las eliminatorias para las Copas del Mundo y las Eurocopas.
Uno de los casos más recientes es el de Marco Reus, jugador del Borussia Dortmund y de la selección alemana. Considerado como uno de los mejores extremos del mundo, Reus ha sufrido una serie de lesiones que lo han mantenido alejado de las canchas en momentos clave de su carrera. En 2014, justo antes del Mundial de Brasil, una lesión en el tobillo lo dejó fuera de la nómina de convocados de Alemania. Y en 2016, durante la Eurocopa de Francia, una lesión en la rodilla lo obligó a abandonar el torneo antes de que este siquiera comenzara.
Si Reus no hubiera sufrido estas lesiones, es muy probable que su presencia en el campo hubiera ayudado a Alemania a alcanzar la gloria en ambas ocasiones. Su velocidad, habilidad y capacidad goleadora habrían sido un gran aporte para su selección en las eliminatorias y en los torneos en sí. Sin embargo, el destino quiso que su carrera fuera interrumpida en momentos cruciales.
Otro caso que no podemos dejar de mencionar es el de Fernando Torres, el «Niño» prodigio del fútbol español. Con tan solo 19 años, Torres debutó en la selección española y rápidamente se convirtió en uno de los delanteros más temidos del mundo. Su velocidad, técnica y olfato goleador lo hicieron una pieza clave en el éxito de la selección española en la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010.
Sin embargo, en 2010, durante una competición con su club Liverpool, Torres sufrió una grave lesión en la rodilla que lo mantuvo fuera de las canchas durante varios meses. A pesar de su recuperación, en absoluto volvió a ser el mismo jugador y su rendimiento disminuyó significativamente. Esto hizo que su presencia en la selección española fuera menos frecuente y no pudiera aportar todo su potencial en las eliminatorias para la Eurocopa de 2012 y el Mundial de 2014.
Si Torres no hubiera sufrido esa lesión en 2010, ¿cómo habría sido su carrera y su impacto en la selección española? Es difícil de decir, pero sin duda su presencia en el campo habría sido un gran aporte para su país en las eliminatorias y en los torneos en sí.
Otro nombre que viene a la mente es el de Michael Owen, el prodigioso delantero inglés que conquistó al mundo con su velocidad y su capacidad goleadora. En 1998, con tan solo 18 años, Owen se convirtió