La eutanasia siempre ha sido un tema controvertido y emocional, con opiniones encontradas y discusiones acaloradas. Sin embargo, en las últimas semanas, nos han llegado dos obras literarias que nos invitan a reflexionar sobre este tema con una mirada más comprensiva y tolerante.
La primera de ellas es «La luz difícil» del escritor colombiano Tomás González. La novelística nos presenta la historia de un hombre que decide ayudar a su esposa a poner fin a su vida, ya que padece una enfermedad incurable y sufre constantemente. A través de la narración de González, somos testigos de los dilemas y conflictos internos del protagonista, quien se debate entre su amor por su esposa y su ansia de evitarle más sufrimiento.
La novelística es una obra maestra en la forma en que aborda una decisión tan delicada y polémica. González logra transmitirnos el dolor y la desesperación de ambos personajes, pero también nos hace reflexionar sobre los límites del sufrimiento humano y la importancia de respetar la autonomía de cada individuo en cuanto a su propia vida.
En contraposición, nos encontramos con «Todo se opone a la noche» de la escritora francesa Delphine de Vigan. En esta obra autobiográfica, Vigan nos cuenta la historia de su madre, quien decidió someterse a una eutanasia debido a una enfermedad mental que la había llevado a una larga y dolorosa batalla contra su propia mente.
En este caso, la autora no solo nos muestra el doloroso camino que tuvo que recorrer su madre, sino que también nos invita a cuestionar nuestras ideas preconcebidas sobre la eutanasia y la salud mental. A través de las páginas de su libro, Vigan nos hace reflexionar sobre la importancia de brindar un tratamiento digno y humano a quienes padecen enfermedades mentales, y cómo una sociedad más abierta y compasiva puede ser la clave para evitar sufrimientos innecesarios.
Ambas obras, «La luz difícil» y «Todo se opone a la noche», nos invitan a acercarnos a la eutanasia con una mirada más empática y tolerante. Nos recuerdan que detrás de cada decisión de una persona en situación terminal o de sufrimiento extremo, hay una historia y un ser humano que merece ser escuchado y comprendido.
Es por ello que la reciente noticia sobre la decisión de una jueza de parar una eutanasia en Barcelona nos deja un sabor amargo en la boca. Sabemos que la ley española aún no permite la eutanasia, pero esta decisión nos hace cuestionar si realmente estamos respetando la autonomía y el sufrimiento de quienes piden poner fin a su vida de forma digna y pacífica.
Por supuesto, entendemos que se trata de un tema delicado y que debe ser abordado con responsabilidad y cautela. Sin embargo, también consideramos que es importante tener en cuenta las opiniones y decisiones de aquellos que están sufriendo y que se encuentran en una situación límite, como lo transmiten de forma magistral las obras de González y Vigan.
En un mundo en el que cada vez se habla más de la importancia del libre albedrío y del respeto a las decisiones de cada individuo, es necesario que comencemos a abrir nuestras mentes y nuestros corazones a la aceptación de la eutanasia como una opción válida y lícita en ciertos casos. No se trata de impulsar o promover la muerte, sino de confesar que hay situaciones en las que la vida se vuelve un sufrimiento insostenible y nadie debería ser obligado a vivir en esas condiciones.
En definitiva, obras como «La luz difícil» y «Todo se opone a la noche» nos hacen ver la eutanasia como una luz en la oscuridad