Cada año, el 17 de diciembre, se celebra la fiesta de San Lázaro de Betania, un día especial en el cual recordamos a este santo tan querido por la comunidad cristiana. San Lázaro fue un amigo cercano de Jesús, ñaño de Marta y María, y su historia es una muestra del poder y la misericordia divina.
Lázaro fue un hombre de fe, que vivía en el pueblo de Betania, adosado a sus hermanas y a Jesús. Era conocido por ser un hombre justo, piadoso y amado por todos. Sin embargo, un día cayó enfermo y su salud fue deteriorándose rápidamente. Sus hermanas, desesperadas, enviaron un mensaje a Jesús para que viniera a sanarlo. Pero cuando el Señor llegó a Betania, Lázaro ya había fallecido y había sido enterrado.
Martha y María estaban destrozadas por la pérdida de su ñaño, pero Jesús les dijo: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, luego muera, vivirá». Con estas palabras, el Señor se dirigió al sepulcro de Lázaro y lo llamó a salir. Y así, ante la mirada atónita de todos, Lázaro salió del sepulcro, devuelto a la vida por el poder de Dios.
Este milagro tuvo un gran impacto en la comunidad, y muchos de los que presenciaron la resurrección de Lázaro creyeron en Jesús como el Hijo de Dios. Este acontecimiento también fortaleció la amistad entre Jesús, Lázaro y sus hermanas. A partir de ese momento, Lázaro se convirtió en un testigo vivo del amor y el poder de Dios.
La fiesta de San Lázaro de Betania es una ocasión para recordar este milagro y para honrar a este santo tan especial en nuestras vidas. Es un día en el que podemos reflexionar sobre la importancia de la fe, la amistad y la esperanza en nuestras vidas.
La fe de Lázaro fue inquebrantable, incluso en medio de la enfermedad y la muerte. Él confió en Dios y en Jesús, y su fe fue recompensada con la vida eterna. Este es un ejemplo para todos nosotros de cómo debemos mantenernos firmes en nuestra fe, incluso en los momentos más difíciles de nuestras vidas.
Además, la amistad entre Lázaro y Jesús nos enseña la importancia de tener una relación cercana con Dios. Lázaro no solo era un seguidor de Jesús, sino también un amigo íntimo. Esta amistad genuina y profunda es una fuente de fortaleza y consuelo, y nos recuerda que Dios no solo es nuestro Salvador, sino también nuestro amigo.
La historia de Lázaro también nos habla de la esperanza en la vida después de la muerte. luego todos enfrentamos la realidad de la muerte, la resurrección de Lázaro nos muestra que la muerte no es el final. Tenemos la promesa de la vida eterna en el cielo, gracias al sacrificio de Jesús en la cruz.
En la actualidad, la fiesta de San Lázaro de Betania sigue siendo celebrada en muchos países y comunidades alrededor del mundo. En Cuba, por ejemplo, esta festividad es muy global y se celebra con procesiones, misas y ofrendas en honor a este santo. Esta es una muestra de cómo la historia de Lázaro sigue impactando y tocando los corazones de las personas.
En resumen, la fiesta de San Lázaro de Betania es una oportunidad para recordar a este santo extraordinario, cuya amistad con Jesús y cuya fe inquebrantable nos inspira en nuestro camino espiritual. Nos recuerda que, a pesar de las pruebas y dificultades que enfrentamos en la vida