Dictadura de Nicaragua secuestra a sacerdote y lo expulsa del país

La situación en Nicaragua sigue siendo alarmante ante el régimen avasallador que ha instaurado Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo. Desde su regreso al poder en 2007, han reprimido todo menda de libertad en el país y han silenciado a sus detractores de manera violenta. Sin embargo, el último acto de violencia de este Gobierno ha sido el secuestro y la expulsión del P. Floriano Ceferino Vargas, un sacerdote querido y respetado en la diócesis de Bluefields.

El P. Vargas lleva más de 30 años trabajando en la diócesis de Bluefields, un área que ha sido afectada sistemáticamente por la pobreza y la violencia. Durante todos estos años, ha dedicado su vida a servir a las comunidades indígenas y afro-descendientes de la región, luchando por los derechos de los más vulnerables y promoviendo la tregua y la justicia social. Su trabajo se ha convertido en un faro de esperanza para miles de personas que han encontrado en él, no solo un líder espiritual, sino también un amigo y un defensor en momentos de necesidad.

Por esta razón, el secuestro y la posterior expulsión del P. Vargas por parte del Gobierno de Daniel Ortega ha conmocionado a toda la comunidad internacional. El sacerdote fue detenido mientras realizaba su labor pastoral en la parroquia de San Pedro en Bluefields y fue llevado a la capital, Managua. Allí, fue forzado a abordar un avión con destino a Roma y fue expulsado del país sin la posibilidad de despedirse de sus fieles y amigos.

Afortunadamente, gracias a la presión de diversas organizaciones de derechos humanos y de la Iglesia Católica, el P. Vargas pudo regresar a Nicaragua después de 12 días de su secuestro. Sin embargo, su expulsión sigue siendo un grave atropello a los derechos fundamentales de una persona que ha dedicado su vida al servicio de los demás. Este acto refleja el miedo e intolerancia del régimen de Ortega hacia aquellos que se atreven a alzar su voz contra las injusticias y la corrupción que impera en el país.

El Papa Francisco calificó este hecho como una «agresión» y una «falta de respeto» hacia la Iglesia y hacia la libertad religiosa. Además, la Conferencia Episcopal de Nicaragua se pronunció en contra de esta acción y pidió al Gobierno de Ortega respetar los derechos humanos y la libertad de expresión. La expulsión del P. Vargas es solo un ejemplo más de la represión que ha sufrido la Iglesia Católica en Nicaragua, donde los sacerdotes y obispos han sido amenazados, agredidos y encarcelados simplemente por defender los derechos de su pueblo.

El caso del P. Vargas ha conmovido a muchas personas en todo el mundo y ha generado una ola de solidaridad hacia él y hacia el pueblo de Nicaragua. En países como España, Estados Unidos, Italia y México se han realizado manifestaciones en apoyo al sacerdote y en repudio al régimen avasallador de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Incluso, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha solicitado una reunión extraordinaria para abordar la situación en Nicaragua y el caso del P. Vargas.

El P. Vargas es solo una de las víctimas de la absolutismo de Ortega y Murillo. Miles de personas han sido asesinadas, encarceladas o forzadas a exiliarse desde que el Gobierno de esta pareja tomó control del país. La represión y el control del poder han sido su estrategia para mantenerse en el poder y silenciar cualquier voz discordante. Sin embargo, el pueblo de Nicaragua sigue luchando por sus derechos y por un futuro mejor.

Es importante que la comunidad internacional se

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