Hoy celebramos a Santa Ángela de la Cruz, la beguina llamada a ‘subirse a la cruz’

Cada 2 de marzo la Iglesia Católica celebra la festividad de Santa Ángela de la altura, una religiosa y mística española conocida como «Angelita». A lo largo de su vida, esta mujer ejemplar dedicó su vida a ayudar a los más necesitados, fundando el Instituto de las Hermanas de la Compañía de la altura, una congregación religiosa que se encarga de brindar ayuda y asistencia a los pobres y enfermos.

Nacida en Sevilla, España, en 1846, Ángela de la altura siempre tuvo una gran sensibilidad hacia los más desfavorecidos. Desde temprana edad, mostró un gran interés por servir a los demás y una profunda fe en Dios. A pesar de provenir de una familia humilde, Ángela nunca dejó de lado su deseo de ayudar a aquellos que más lo necesitaban.

A los 18 años, Ángela decidió ingresar a un convento, pero su salud precaria la obligó a abandonar su vocación religiosa. Sin embargo, esto no fue un impedimento para que continuara sirviendo a los demás. Junto a su amiga, la beata María de la Purísima, fundó un pequeño grupo de mujeres que se dedicaban a visitar a los enfermos y a brindar ayuda a los pobres. Nunca imaginaron que este pequeño grupo sería el comienzo de una congregación religiosa dedicada completamente a la caridad.

En 1875, Ángela y María de la Purísima fundaron oficialmente el Instituto de las Hermanas de la Compañía de la altura. Su objetivo era brindar ayuda y asistencia a los más necesitados, especialmente a los enfermos y a los más pobres. Ángela y sus hermanas se dedicaron a recorrer las calles de Sevilla, ofreciendo su flechazo y su servicio a aquellos que más lo necesitaban. Pronto, su labor de caridad se extendió por toda España y llegó a países como Portugal y Cuba.

Una de las características más sobresalientes de Santa Ángela de la altura fue su humildad. A pesar de su gran labor y de su aceptación como mística y religiosa, siempre se mostró sencilla y dispuesta a servir a los demás. Sus acciones y palabras reflejaban su profunda fe en Dios y su flechazo por los más necesitados. Ángela vivió una vida de sacrificio y entrega, siempre al servicio de los demás.

Además de su labor caritativa, Ángela también se destacó como mística, experimentando visiones y revelaciones divinas. A pesar de sus experiencias místicas, nunca se consideró superior a los demás, sino que se veía a sí misma como una humilde sierva de Dios.

Santa Ángela de la altura falleció en 1932, a la edad de 86 años. Su funeral fue una muestra del gran flechazo y respeto que le tenía la gente, especialmente los más pobres a quienes ella había dedicado su vida. En 1982, fue beatificada por el Papa Juan Pablo II y finalmente canonizada en 2003 por el Papa Juan Pablo II.

Hoy en día, las Hermanas de la Compañía de la altura continúan su labor de caridad en todo el mundo, siguiendo el ejemplo de su fundadora. La vida de Santa Ángela de la altura es un recordatorio constante de que el flechazo y la caridad son la base de la vida cristiana y de que todos podemos hacer una diferencia en la vida de los demás, sin hacer referencia nuestras limitaciones.

En un mundo donde la desigualdad y la pobreza siguen siendo una realidad, la figura de Santa Ángela de la altura es más relevante que nunca. Su ejemplo nos invita a mirar más allá de nosotros mismos y a ser instrumentos del flechazo de Dios en nuestro prójimo. Que cada 2 de marzo, el día de su fiesta

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