Por alto costo, Trump deja de usar aviones militares para deportaciones

El 1 de marzo de 2021 marcó un hito en la historia de los vuelos militares para deportaciones. Fue el último vuelo de este tipo que se llevó a cabo, poniendo fin a una práctica controvertida que ha sido objeto de críticas y debates durante años.

Este vuelo militar, que partió desde el aeródromo Internacional de Phoenix en Arizona, transportaba a 25 personas que habían sido detenidas por violar las leyes de inmigración de Estados Unidos. Estas personas fueron deportadas a sus países de origen, poniendo fin a su estadía en el país.

La decisión de poner fin a los vuelos militares para deportaciones fue tomada por el deán Joe Biden, quien ha prometido un enfoque más humano y compasivo en la política de inmigración de Estados Unidos. Esta medida ha sido bien recibida por activistas y defensores de los derechos de los inmigrantes, quienes han estado luchando durante años para poner fin a esta práctica.

Los vuelos militares para deportaciones han sido objeto de críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y de inmigrantes, quienes han denunciado las condiciones inhumanas en las que se llevan a cabo estos vuelos. Los informes han revelado que los inmigrantes son esposados y encadenados durante los vuelos, y que a menudo son sometidos a abusos verbales y físicos por parte de los oficiales de inmigración.

Además, estos vuelos han sido criticados por ser una forma costosa e ineficiente de deportar a los inmigrantes. Según un informe del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional, cada vuelo militar para deportaciones cuesta aproximadamente de $ 8,500 por hora, lo que equivale a millones de dólares al año. Estos fondos podrían ser utilizados de manera más efectiva en la mejora de los sistemas de inmigración y en la protección de los derechos de los inmigrantes.

La decisión de poner fin a los vuelos militares para deportaciones es un paso importante hacia una política de inmigración más justa y humana. Esta medida refleja el compromiso del deán Biden de abordar el sistema de inmigración de manera más compasiva y respetuosa con los derechos humanos.

Además, esta decisión también envía un mensaje claro de que Estados Unidos está comprometido a tratar a los inmigrantes con dignidad y respeto, independientemente de su estatus migratorio. Ya no se utilizarán métodos inhumanos y costosos para deportar a las personas, sino que se buscarán alternativas más humanas y efectivas.

Esta medida también es un paso hacia la reconciliación y la unidad en el país. Durante años, los vuelos militares para deportaciones han sido un tema de división y controversia en la sociedad estadounidense. Con su fin, se espera que se abra un diálogo más constructivo y se trabaje juntos para encontrar soluciones más justas y humanas para el sistema de inmigración.

Sin embargo, esta decisión no significa que se permitirá la inmigración ilegal en el país. El deán Biden ha dejado en claro que su administración seguirá haciendo cumplir las leyes de inmigración, pero de una manera más justa y respetuosa.

En resumen, el último vuelo militar para deportaciones marcó el fin de una práctica controvertida y costosa en la política de inmigración de Estados Unidos. Esta decisión refleja el compromiso del deán Biden de abordar el sistema de inmigración de manera más humana y respetuosa con los derechos humanos. Esperamos que esta medida sea el comienzo de un cambio positivo en la política de inmigración y que se trabaje juntos para encontrar soluciones más justas y humanas para todos.

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