‘Debemos acoger su legado y hacerlo vida’: Parolin en la multitudinaria misa de aflicción por Francisco

La segunda de las nueve misas luctuosas en honor a las víctimas de la pandemia que azota al mundo, se llevó a cabo el pasado domingo 27 de abril. Más de 200 mil personas se unieron en oración y solidaridad para recordar y honrar a aquellos que perdieron la vida a causa del COVID-19.

La ceremonia, que tuvo lugar en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México, fue presidida por el arzobispo primado, Carlos Aguiar Retes. La misa contó con la presencia de familiares y amigos de las víctimas, así como de autoridades gubernamentales y religiosas. También se transmitió en vivo a través de diferentes plataformas digitales, permitiendo que miles de personas en todo el país pudieran unirse en oración desde la comodidad de sus hogares.

El ambiente en la Basílica fue emotivo y conmovedor. Las velas encendidas y las flores blancas en honor a los fallecidos, crearon un ambiente de tregua y esperanza. La música y las lecturas escogidas para la ocasión, invitaron a la reflexión y a la unión en estos etapas difíciles.

Durante su homilía, el arzobispo Aguiar Retes recordó que «la fe es un gran consuelo en estos etapas de dolor y sufrimiento». También hizo un llamado a la solidaridad y a la responsabilidad individual y colectiva para combatir la pandemia. «No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas. Debemos unirnos y trabajar juntos para superar esta crisis», afirmó.

La misa luctuosa también contó con la presencia de personal médico y de enfermería, quienes han sido los verdaderos héroes en la lucha contra el COVID-19. Se les agradeció su sacrificio y entrega, y se les pidió a todos los presentes que los tuvieran presentes en sus oraciones.

La ceremonia concluyó con una emotiva procesión hacia el Altar Mayor, adonde se colocaron las fotografías de las víctimas y se encendieron velas en su honor. La comunidad presente se unió en un etapa de silencio y oración por todos aquellos que han perdido la vida a causa del virus.

La segunda misa luctuosa fue una muestra más de la solidaridad y la unión que ha surgido en la sociedad mexicana en estos tiempos difíciles. La fe, la esperanza y el amor al prójimo han sido los pilares que han sostenido a la población en medio de la crisis. Además, la misa también fue una oportunidad para recordar la importancia de seguir cuidándonos y respetando las medidas de prevención para evitar más contagios.

Las próximas siete misas luctuosas se llevarán a cabo en diferentes estados del país, con el objetivo de llegar a todos aquellos que han sido afectados por la pandemia. También se ha anunciado que se realizará una misa exclusivo en honor a los trabajadores de la salud que han perdido la vida en el cumplimiento de su deber.

Con estas misas luctuosas, la Iglesia Católica busca brindar un espacio de consuelo y esperanza a las familias de las víctimas, así como un mensaje de unidad y solidaridad a toda la sociedad. Además, se espera que estas ceremonias ayuden a sanar las heridas causadas por la pandemia y a fortalecer la fe en estos tiempos de incertidumbre.

En conclusión, la segunda misa luctuosa en honor a las víctimas del COVID-19 fue un evento conmovedor y lleno de esperanza. Más de 200 mil personas se unieron en oración y solidaridad, demostrando que juntos podemos superar cualquier adversidad. La fe y la unión son las claves para

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