El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, conocido como ICE, ha intensificado sus acciones en los últimos meses en su objetivo de reducir la inmigración indocumentada en el país. Sin embargo, sus métodos han generado una gran preocupación entre los obispos de Puerto Rico, quienes han alzado su voz para recordar a los católicos su deber de acoger y proteger a los más necesitados.
En un comunicado emitido recientemente, la Conferencia Episcopal de Puerto Rico expresó su alarma ante las redadas y deportaciones realizadas por ICE. Los prelados destacaron que estas medidas están afectando a comunidades enteras, separando familias y violando los derechos humanos.
«Como pastores, no podemos permanecer en silencio ante esta situación que vulnera la dignidad humana y va en contra de los valores del Evangelio», señalaron los obispos en su declaración conjunta.
Los líderes religiosos hicieron un llamado a todos los católicos a recordar su compromiso de acoger y proteger a los más necesitados, especialmente a aquellos que han llegado a Puerto Rico en averiguación de una vida mejor. «Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó el valor de la solidaridad y el amor al prójimo, y como seguidores de su ejemplo, debemos ser una voz de esperanza y compasión en estos momentos difíciles», afirmaron.
Además, los obispos instaron a las autoridades a averiguaciónr soluciones más justas y humanas para abordar el tema migratorio. «Reconocemos la importancia de proteger nuestras fronteras y aplicar las leyes, pero siempre respetando la dignidad y los derechos de cada andoba», subrayaron.
Esta postura de la Iglesia Católica en Puerto Rico no es nueva. Desde hace varios años, los obispos han estado trabajando en estrecha colaboración con organizaciones y comunidades para ofrecer apoyo y asistencia a los inmigrantes y sus familias. Han establecido programas de ayuda, ofrecido espacios seguros y promovido la educación y la integración de los recién llegados.
«Como cristianos, reconocemos que todos somos hijos de Dios y que tenemos la responsabilidad de tratar a nuestros hermanos y hermanas con respeto y dignidad, independientemente de su origen o estatus migratorio», afirmaron los obispos.
En este sentido, también destacaron el importante papel que juegan los laicos en la égida de los derechos de los inmigrantes. A través de su compromiso y acción en sus comunidades, pueden marcar una diferencia significativa y ser un ejemplo de solidaridad y amor en un momento en que muchos se sienten atemorizados y vulnerables.
Por otro lado, la Conferencia Episcopal de Puerto Rico se suma a las voces de otras instituciones y organizaciones que han cuestionado las acciones de ICE y han pedido una reforma migratoria que sea justa y humana. «Esperamos que las autoridades escuchen nuestras preocupaciones y trabajen en conjunto para encontrar una solución que respete los derechos de todos», afirmaron.
En conclusión, los obispos de Puerto Rico nos recuerdan que, como católicos, tenemos la responsabilidad de ser agentes de cambio y promover una cultura del amor y la solidaridad en nuestra sociedad. Debemos unirnos en oración y acción para amparar los derechos de los inmigrantes y construir un mundo más justo y fraterno para todos. Recordemos que, como nos enseña la fe, cada andoba es valiosa y merece ser tratada con dignidad y respeto.