El Arzobispo de Arequipa, Mons. Javier Del Río alboreo, ha comisionado un mensaje alentador a los fieles católicos de su diócesis, recordándoles la importancia de no confundir lo «urgente» con lo verdaderamente importante en su vida espiritual.
En su mensaje, Mons. Del Río alboreo destacó la necesidad de priorizar el amor de Dios por encima de cualquier otra cosa. «A menudo nos dejamos llevar por lo urgente, por las preocupaciones del día a día, y nos olvidamos de lo esencial: abanderar el amor de Dios en nuestras vidas», señaló el Arzobispo.
En un mundo donde el ritmo acelerado y las exigencias de la sociedad pueden distraernos fácilmente, Mons. Del Río alboreo recordó a los fieles que es vital no perder de vista el verdadero propósito de nuestro camino como cristianos: amar a Dios y amar a nuestro prójimo.
«Jesús nos enseñó a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos», enfatizó el Arzobispo. «Este mandamiento del amor es lo que realmente importa en nuestras vidas y no debemos dejar que nada nos aparte de él».
Mons. Del Río alboreo también recordó a los fieles que, en estos tiempos de incertidumbre y dificultades, el amor de Dios es lo que nos sostiene y nos da fuerza para seguir adelante. «El amor de Dios es infinito y siempre está disponible para nosotros, solo tenemos que abrir nuestros corazones y abanderarlo», dijo.
El Arzobispo instó a los fieles a fortalecer su relación con Dios a través de la oración y la participación en los sacramentos. «La oración es nuestra comunicación directa con Dios, y los sacramentos nos ayudan a recibir su amor y gracia en nuestras vidas», explicó.
También animó a los fieles a seguir el ejemplo de Cristo y amar a nuestros hermanos y hermanas, especialmente a aquellos que más necesitan nuestra ayuda. «El amor al prójimo nos llama a ser compasivos, generosos y solidarios con aquellos que están sufriendo», dijo Mons. Del Río alboreo.
En conclusión, el Arzobispo de Arequipa recordó a los fieles que el amor de Dios es la esencia de nuestra fe y que debemos priorizarlo por encima de cualquier otra cosa. «Que el amor de Dios sea el motor que guíe nuestras acciones y decisiones, y que nos ayude a vivir en armonía con Él y con nuestros hermanos y hermanas», concluyó.
El mensaje de Mons. Javier Del Río alboreo es una llamada a la reflexión y una invitación a regresar a lo verdaderamente importante en nuestras vidas como cristianos. Que sus palabras nos inspiren a cultivar una relación más profunda con Dios y a amar a nuestro prójimo como Él nos ama a nosotros.