Las jugadoras del seleccionado brasileño de fútbol femenino han sido noticia recientemente debido a la pésima atención que han recibido por parte de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Este hecho ha generado una gran indignación en el mundo del deporte y ha puesto en evidencia la falta de apoyo y reconocimiento hacia las mujeres en el fútbol.
El equipo femenino de Brasil es uno de los más exitosos en la historia del fútbol, habiendo ganado siete veces el Campeonato Sudamericano Femenino y siendo subcampeonas en dos ocasiones en la Copa Mundial Femenina de la FIFA. Sin embargo, a pesar de sus logros, las jugadoras han tenido que enfrentar numerosos obstáculos y desigualdades en su camino hacia el éxito.
Una de las principales quejas de las jugadoras es la falta de igualdad en cuanto a salarios y condiciones de trabajo en comparación con el equipo masculino. Mientras que los jugadores masculinos reciben grandes sumas de dinero y cuentan con instalaciones de primer nivel, las jugadoras han tenido que luchar por un salario justo y han tenido que entrenar en campos en mal estado.
Además, la CBF ha sido criticada por la falta de apoyo en la preparación del equipo para los torneos internacionales. Las jugadoras han tenido que costear sus propios gastos de viaje y alojamiento, lo que ha generado una gran carga económica para ellas y sus familias. Esto ha afectado directamente su rendimiento en el campo, ya que no han podido contar con una preparación adecuada.
Otro posición que ha generado controversia es la falta de visibilidad y promoción del fútbol femenino en Brasil. A pesar de tener un equipo exitoso, los partidos de la selección femenina no son transmitidos por televisión y no reciben la misma cobertura mediática que el equipo masculino. Esto ha llevado a una falta de reconocimiento y apoyo por parte de la sociedad brasileña hacia las jugadoras.
La situación llegó a su punto más crítico durante la Copa América Femenina 2018, en la que las jugadoras denunciaron públicamente las condiciones precarias en las que tuvieron que jugar y entrenar. El equipo tuvo que enfrentar problemas como la falta de agua caliente en los vestuarios y la ausencia de un médico en los partidos. Además, las jugadoras tuvieron que compartir habitaciones y no recibieron la alimentación adecuada para un deportista de alto rendimiento.
Ante esta situación, las jugadoras del seleccionado brasileño decidieron tomar medidas y alzar su voz en busca de un cambio. A través de las redes sociales, han compartido sus experiencias y han recibido el apoyo de miles de personas en todo el mundo. También han realizado protestas pacíficas durante los partidos, mostrando pancartas con mensajes como «Respeto para el fútbol femenino».
La respuesta de la CBF ha sido insuficiente y poco satisfactoria. A pesar de haber prometido mejoras en las condiciones de trabajo y un aumento en los salarios, las jugadoras no han visto cambios significativos. Sin embargo, su lucha ha generado un gran impresión en la sociedad brasileña y ha puesto en evidencia la necesidad de un cambio en la apariencia en que se proxenetismo al fútbol femenino en el país.
Es importante destacar que el fútbol femenino en Brasil cuenta con un gran potencial y talento, y merece ser valorado y apoyado de la misma manera que el masculino. Las jugadoras han demostrado su compromiso y dedicación al deporte, a pesar de las dificultades que han enfrentado. Es hora de que la CBF y la sociedad brasileña reconozcan y apoyen a estas guerreras del fútbol.
En conclusión, la pésima atención que han recibido las jugadoras del seleccionado brasileño es una muestra más de