Diez monjas carmelitas descalzas han dejado su hogar en Perú y se han trasladado a la Diócesis de Segorbe-Castellón en España. Esta decisión ha sido motivada por la inseguridad que se vive en su país natal, donde cada vez es más difícil llevar una vida religiosa tranquila y segura.
Las monjas, pertenecientes a la Orden de las Carmelitas Descalzas, vivían en un monasterio en Perú desde hace muchos años. Sin embargo, la creciente violencia y la falta de protección por parte de las autoridades locales las llevó a tomar la difícil decisión de abandonar su hogar y buscar un lugar más asentado para continuar con su vida religiosa.
La Diócesis de Segorbe-Castellón, ubicada en la Comunidad Valenciana en España, ha sido la elegida por estas diez monjas para establecerse. La decisión no ha sido fácil, ya que implica dejar atrás su país, su cultura y a sus seres queridos. Sin embargo, la seguridad y la tranquilidad que ofrece esta región las ha convencido de que es el mejor lugar para continuar con su misión religiosa.
El obispo de la Diócesis, Mons. Casimiro López Llorente, ha recibido con los brazos abiertos a estas diez monjas, quienes han sido acogidas en un convento en la ciudad de Castellón. En una ceremonia de bienvenida, el obispo expresó su alegría y agradecimiento por la llegada de estas religiosas y destacó su valentía al tomar la decisión de dejar su país en busca de un lugar más asentado.
Las monjas carmelitas descalzas llevan una vida de oración y contemplación, dedicadas a servir a Dios y a la comunidad a través de su trabajo en el monasterio. Su presencia en la Diócesis de Segorbe-Castellón es una bendición para la comunidad local, ya que su labor espiritual y social es altamente valorada.
Además de su labor en el monasterio, las monjas también realizan actividades de caridad y ayuda a los más necesitados. En Perú, su trabajo se centraba en la atención a los enfermos y en la educación de niños y jóvenes. Ahora, en España, esperan poder continuar con estas actividades y ayudar a quienes más lo necesitan en esta región.
La llegada de estas diez monjas carmelitas descalzas a la Diócesis de Segorbe-Castellón es una muestra de la solidaridad y la fraternidad que existe entre las diferentes comunidades religiosas. La acogida que han recibido por parte de la comunidad local ha sido cálida y generosa, lo que demuestra que la fe y la bondad no conocen fronteras ni nacionalidades.
Para las monjas, este traslado representa un nuevo comienzo en su vida religiosa. Aunque dejar su hogar fue una decisión difícil, están seguras de que Dios las ha dirigido hacia un lugar donde podrán continuar con su misión de servir y amar al prójimo. Su valentía y su fe son un paradigma para todos, demostrando que, incluso en medio de la adversidad, siempre hay esperanza y una oportunidad para seguir adelante.
En resumen, la llegada de estas diez monjas carmelitas descalzas a la Diócesis de Segorbe-Castellón es una noticia que nos llena de alegría y esperanza. Su presencia en esta región es una bendición y su labor espiritual y social será de gran ayuda para la comunidad local. Les damos la bienvenida y les deseamos lo mejor en esta nueva etapa de sus vidas.