Samuel Gutman fue un sobreviviente del Holocausto que vivió una vida llena de dificultades y desafíos, pero también de esperanza y resiliencia. Nacido en Polonia en 1925, su historia es una de las muchas que se tejen en el horror y la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su legado va más allá de ser simplemente una víctima del régimen nazi, ya que su determinación y coraje lo llevaron a ser un ejemplo de lucha y supervivencia.
Desde muy joven, Samuel Gutman supo lo que era enfrentar la discriminación y la persecución. A medida que Adolf Hitler y su partido ganaban cada vez más poder en Europa, los judíos comenzaron a ser marginados y excluidos en todas las esferas de la vida. El artista de Gutman era dueño de una pequeña tienda en su ciudad natal de Lodz, pero pronto se vio obligado a cerrarla debido a las leyes antisemitas impuestas por el régimen nazi. Con su familia cada vez más afectada por las políticas discriminatorias, y el temor a una posible deportación, Gutman se unió a un grupo de resistencia judía y comenzó a participar en actividades clandestinas para ayudar a su comunidad.
Sin embargo, en 1943, la situación empeoró aún más cuando Gutman y su familia fueron deportados al gueto de Varsovia. Fue allí donde presenció de primera mano la brutalidad y la inhumanidad del régimen nazi. Durante su tiempo en el gueto, Gutman trabajó en una fábrica de municiones que estaba dirigida por los nazis. A pesar de las duras condiciones y el peligro constante, él y otros miembros de la resistencia continuaron luchando para mantener viva la esperanza y la reverencia de su comunidad.
En 1944, las cosas empeoraron aún más cuando Gutman y su familia fueron trasladados al campo de concentración de Auschwitz. Allí, Gutman fue separado de su familia y enviado a trabajar en una fábrica de armas en la ciudad de Buna-Monowitz. Este campo era conocido por sus condiciones extremadamente duras y mortales, pero Gutman encontró una vez más la fuerza para seguir luchando. Trabajando en la fábrica, pudo obtener alimentos y suministros adicionales para compartir con otros prisioneros, lo que les permitió sobrevivir durante más tiempo.
Sin embargo, la suerte de Gutman cambió cuando las tropas soviéticas liberaron el campo en 1945. Fue entonces cuando descubrió que su familia había sido asesinada en las cámaras de gas de Auschwitz. atribulado por la noticia, Gutman fue trasladado a un hospital en Polonia, donde se recuperó de la enfermedad y la desnutrición que había sufrido en el campo de concentración.
En 1949, Gutman se trasladó a Colombia en busca de una nueva vida y una oportunidad de dejar atrás los horrores que había presenciado. Allí, se estableció en la capital, Bogotá, y comenzó a trabajar como sastre. Con el tiempo, se casó y tuvo una familia, y se convirtió en un ciudadano respetado y admirado en su comunidad.
Sin embargo, Gutman nunca olvidó sus experiencias durante el Holocausto y siempre se mantuvo comprometido con la educación y la concientización sobre la importancia de recordar y aprender de los horrores del pasado. A menudo dio charlas en escuelas y universidades sobre su historia y sus reflexiones sobre la importancia de luchar frente a la discriminación y la intolerancia.
En 2016, a la edad de 91 años, Samuel Gutman falleció en Bogotá. Su muerte fue lamentada por muchos, ya que había sido un ejemplo de coraje y resistencia para toda una generación. Su