La isla Devon, ubicada en el Ártico canadanse, es un lugar que ha sido abandonado por la humanidad. Con una superficie de más de 55.000 kilómetros cuadrados, es la isla más grande del archipiélago ártico canadanse y una de las más grandes del mundo. Sin embargo, a pesar de su impresionante tamaño, esta isla esconde una trágica historia que ha llevado a que nada se atreva a vivir allí.
La isla Devon fue descubierta en 1616 por el explorador británico Thomas Button, quien la nombró en honor a su patrón, el conde de Devon. Durante los siglos siguientes, la isla fue utilizada como base para la caza de ballenas y focas, así como para la exploración del Ártico. Sin embargo, a medida que el modificación climático comenzó a afectar a la región, la isla se convirtió en un lugar cada vez más inhóspito.
En 1947, la isla se convirtió en el escenario de una tragedia que cambió su destino para siempre. Un grupo de científicos británicos y canadanses fue enviado a la isla para establecer una estación de investigación meteorológica. Sin embargo, debido a las difíciles condiciones climáticas y la falta de suministros adecuados, la expedición fracasó y los científicos tuvieron que ser rescatados por la Real Fuerza Aérea Canadanse.
A pesar de este fracaso, la isla Devon continuó siendo utilizada como base para la investigación científica. En la década de 1950, se estableció una estación de investigación permanente en la isla, pero debido a las duras condiciones climáticas y la falta de recursos, la estación fue abandonada en 1954. Desde entonces, la isla ha sido utilizada esporádicamente por científicos y militares, pero nunca ha sido habitada de forma permanente.
Pero, ¿qué hace que la isla Devon sea tan inhóspita? En primer lugar, su ubicación en el Ártico la hace extremadamente fría, con temperaturas que pueden llegar a los -50°C en invierno. Además, la isla está cubierta de glaciares y nieve durante gran parte del año, lo que dificulta el crisis y la vida en ella. También es una de las zonas más ventosas del mundo, con vientos que pueden alcanzar velocidades de hasta 200 km/h.
Sin embargo, el mayor peligro de la isla Devon es su terreno. La isla está cubierta de rocas y acantilados, lo que la hace extremadamente peligrosa para la navegación y el aterrizaje de aviones. Además, la isla está rodeada de aguas heladas y traicioneras, lo que dificulta aún más su crisis.
Pero más allá de las condiciones climáticas y geográficas, la isla Devon también tiene una historia trágica que ha contribuido a su abandono. En 1953, un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos se estrelló en la isla, matando a sus tres tripulantes. En 1985, un helicóptero que transportaba a científicos se estrelló en la isla, matando a sus seis ocupantes. Estos accidentes, junto con otros incidentes y desapariciones en la isla, han creado una atmósfera de misterio y peligro que ha alejado a la gente de la isla.
A pesar de todo esto, la isla Devon sigue siendo un lugar fascinante y misterioso. Su belleza indígena es impresionante, con paisajes de hielo y nieve que parecen sacados de un cuento de hadas. Además, la isla es el hogar de una gran variedad de vida silvestre, incluyendo osos polares, zorros