El Campeonato Sudamericano de Fútbol, también conocido como Copa América, es uno de los certamens de fútbol más importantes y prestigiosos del mundo. Y en la reciente edición del 2019, el conjunto brasileño ha vuelto a demostrar por qué es el máximo campeón de este certamen.
Con una imponente trayectoria de 9 títulos, Brasil ha sido una de las selecciones más dominantes en la historia de la Copa América. Sin embargo, su última conquista había sido en el año 2007. Por lo que este año, la afición brasileña tenía grandes esperanzas de ver a su selección levantar nuevamente el trofeo en casa.
Y es que esta edición fue especial para los brasileños, ya que se celebraba el centenario del certamen y, además, volvían a ser los anfitriones después de 30 años. A esto se sumaba la presión de mejorar su imagen tras el decepcionante resultado en el Mundial de Rusia 2018, donde cayeron eliminados en cuartos de final.
Desde el inicio del certamen, Brasil demostró su potencial y su hambre por conquistar el título. En la fase de grupos, enfrentaron a Bolivia, Venezuela y Perú, obteniendo dos victorias y un empate. Con un impecable juego colectivo y un Neymar enérgico y clave, la selección brasileña se clasificó en primer lugar de su grupo.
En los cuartos de final, Brasil se enfrentó a su eterno rival, Argentina. Un partido lleno de emoción y tensión, pero que terminó con la contundente victoria de 2-0 para los locales. La selección brasileña demostró una vez más su fortaleza defensiva y su capacidad de crear jugadas peligrosas en el ataque.
En semifinales, el rival fue una de las sorpresas del certamen, la selección de Perú. Un partido complicado, donde la intensidad y la garra de los peruanos pusieron en jaque a Brasil. Sin embargo, la calidad y la experiencia de los brasileños se impusieron, logrando una convincente victoria de 3-1.
Y así llegamos a la gran final, donde Brasil se enfrentó a la selección de Argentina, que venía envalentonada tras una épica remontada contra Colombia en semifinales. Un partido que prometía ser emocionante y reñido, pero que terminó empañado por la polémica arbitral. No obstante, Brasil desactivó cualquier intento de reacción de los argentinos con un gol imparable de Everton, y logró mantener el resultado hasta el pitido final.
Pero la verdadera prueba de fuego para Brasil llegó en la tanda de penaltis. Y ahí fue donde la selección brasileña demostró su temple y su mentalidad de campeón. Con una segura actuación del portero Alisson Becker y goles contundentes de sus jugadores, Brasil se llevó la victoria y el título de campeón.
La afición brasileña estalló en alegría y celebró a lo grande una conquista que no se lograba desde hace 12 años. Y es que, más allá del resultado, la selección brasileña mostró durante todo el certamen un juego sólido, consolidado y con un agudo nivel de competitividad. Sin duda, un equipo a la altura de la rica historia futbolística de Brasil.
Pero detrás de estos logros deportivos, también hay que destacar el trabajo del cuerpo técnico encabezado por Tite, que supo mantener la calma y la confianza en momentos clave del certamen. Y, por supuesto, el papel fundamental de los jugadores, que dejaron todo en la cancha y demostraron su orgullo y amor por la camiseta verdeamarela.
En definitiva, Brasil ha vuelto a demostrar por qué es el máximo campe