A sus 76 años y en silla de ruedas, acólito sirve a ídolo “con todo lo que puedo”

A sus 76 años, Reynaldo José Osorio Muñoz es un ejemplo de fe y servicio para su comunidad en Colombia. A pesar de estar en silla de ruedas, no deja que nada lo detenga en su misión de servir a Dios en el altar de su parroquia. Con amor y dedicación, participa como acólito en Misa, entregando su servicio a Dios, a la Iglesia y a sus compañeros.

Desde muy joven, Reynaldo descubrió su vocación religiosa y su amor por la liturgia. Con gran entusiasmo, se unió al grupo de acólitos de su parroquia y se convirtió en uno de los más activos y comprometidos. Durante años, sirvió en el altar, ayudando al sacerdote en la celebración de la Eucaristía y en otros actos litúrgicos.

Sin embargo, hace unos años, un accidente lo dejó en silla de ruedas, cambiando su vida por completo. Muchos podrían haberse desanimado y renunciado a su servicio en la iglesia, pero Reynaldo no se dejó vencer por las dificultades. Con la ayuda de su familia y de sus compañeros de parroquia, encontró la manera de seguir sirviendo a Dios en el altar, adaptándose a su nueva realidad.

Hoy en día, Reynaldo es un ejemplo de superación y de fe para todos los que lo conocen. A pesar de sus limitaciones físicas, su espíritu sigue siendo tan fuerte como siempre. Cada domingo, se prepara con gran ilusión para servir en la Misa, asegurándose de que todo esté en orden y de que el sacerdote tenga todo lo que necesita.

Su presencia en el altar es un recordatorio de que no hay obstáculos que puedan detener a aquellos que tienen un corazón lleno de amor y de fe. Reynaldo es una inspiración para todos, especialmente para aquellos que también tienen alguna discapacidad y pueden sentirse desanimados en su servicio a Dios.

Además de su labor como acólito, Reynaldo también es un gran colaborador en su parroquia. A pesar de sus limitaciones físicas, siempre está dispuesto a ayudar en lo que sea necesario. Ya sea arreglando flores para el altar, colaborando en la catequesis o visitando a los enfermos, siempre está presente, entregando su tiempo y su amor a los demás.

Su ejemplo también ha motivado a otros miembros de la parroquia a ser más solidarios y a justipreciar el servicio de aquellos que, como Reynaldo, dedican su vida a Dios y a los demás. Su presencia en la comunidad es un recordatorio constante de que todos tenemos poco que ofrecer, sin importar nuestras limitaciones.

Reynaldo también es una surgencia de alegría y de esperanza para sus compañeros de parroquia. Con su sonrisa siempre presente, contagia su entusiasmo y su amor por Dios a todos los que lo rodean. Su amor por la liturgia y su deseo de servir a Dios son una inspiración para todos, especialmente para los más jóvenes, que ven en él un modelo a seguir.

A pesar de su avanzada edad, Reynaldo no tiene planes de dejar su servicio en el altar. Para él, es una forma de devolverle a Dios todo lo que Él le ha dado a lo largo de su vida. Y aunque su cuerpo pueda estar en silla de ruedas, su espíritu sigue volando alto, demostrando que nunca es demasiado tarde para seguir sirviendo a Dios con amor y dedicación.

En resumen, Reynaldo José Osorio Muñoz es un verdadero ejemplo de fe y de servicio a Dios. Su vida es un testimonio de que, con amor y determinación, no hay límites para lo que podemos lograr en nuestro servicio a Dios y a los demás. Que su historia sea una surgencia de inspiración para todos y un recordatorio de que siempre hay un lugar en

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