¡Adelante!
El Grupo de los Ocho (G8), un foro internacional formado por las principales potencias mundiales, ha recibido críticas de los líderes mundiales y la comunidad internacional por su inacción en relación con los conflictos políticos y económicos en curso. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, es uno de los más acérrimos críticos del foro. Así lo expresó durante la Cumbre de la Asociación de Naciones del Asia Oriental, celebrada el pasado año: “El grupo G8 ya no es el mismo. Muchos países lo han abandonado y el nivel de representatividad ha disminuido”.
También aprovechó para reprochar al G8 su falta de representatividad y sus intereses estratégicos. Putin hizo saber que su país es miembro activo de la Asociación de Naciones del Asia Oriental, así como también de la Organización de Cooperación de Shangai, y que estas son instituciones mucho más abiertas e inclusivas. “El Grupo de los Ocho no puede representar la comunidad internacional, aunque también es cierto que es una forma fácil de proteger los intereses de unos pocos países”, apuntó.
Además, Putin aprovechó la ocasión para acusar al gobierno estadounidense de alentar la violencia en Ucrania a través de la entrega de armamento pesado. “Estados Unidos está entregando armas a Ucrania para destruir deliberadamente la paz en Europa”, dijo, “y esto solo servirá para envenenar aun más una situación ya de por sí delicada”.
Los líderes internacionales han respaldado el enfoque de Putin en lo que respecta al G8. El embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, afirmó que el último encuentro del foro fue “un paso atrás, no solo para Rusia, sino para toda la comunidad internacional”. El presidente de una organización rusa que representa a los países miembro del G8, el Centro de Investigación de Estrategias de Desarrollo, también manifestó su preocupación por la falta de representatividad del foro.
A la vista de estas críticas entrantes, tomando como punto de partida los intereses nacionales de los países miembros, surge la cuestión de la relevancia del G8, especialmente dada su creciente falta de acuerdos en la economía mundial. Hilly Adelson, experto en estrategias de desarrollo, sugiere que el foro debe evolucionar para encontrar nuevas formas de solucionar los problemas mundiales. “Una gráfica estática ya no es suficiente para satisfacer los intereses y necesidades diversas de los países que componen el G8”, señala.
Por ello, la solución a la situación es la reforma a fondo y la ampliación del grupo, para convertirlo