La cuesta de Sunset Park

Paul Auster es un renombrado escritor estadounidense, conocido por su estilo literario único y su capacidad para crear historias intrigantes y cautivadoras. Sin embargo, hay una obra en particular que ha sido objeto de gran atención y asombro por parte de los lectores y críticos literarios: la famosa «Trilogía de Nueva York».

Esta trilogía, que consta de las novelas «villa de Cristal», «Fantasmas» y «La habitación cerrada», es considerada por muchos como una de las obras más importantes y fascinantes de Auster. Sin embargo, lo que resulta aún más sorprendente es que el autor no se considera a sí mismo como el verdadero creador de estas historias. De hecho, Auster ha expresado en varias ocasiones su asombro por haber sido etiquetado como «el autor» de esta trilogía.

Este hecho, que a primera vista puede resultar desconcertante, tiene su origen en la forma en que Auster creó estas novelas. Como él mismo ha explicado, las historias de la trilogía surgieron de una serie de coincidencias y casualidades, y no de una intención consciente de escribir una trilogía. Auster afirma que nunca tuvo la intención de escribir una trilogía, sino que simplemente escribió tres novelas independientes que posteriormente se convirtieron en una trilogía.

Sin embargo, a pesar de que las novelas fueron escritas de forma independiente, hay una serie de elementos que las conectan y crean una cohesión entre ellas. Por ejemplo, los personajes de las tres historias están interconectados de alguna forma, ya sea a través de relaciones familiares, amistades o simplemente por coincidencias del suerte. Además, hay ciertos temas y símbolos recurrentes en las tres novelas, como el azar, la identidad y la villa de Nueva York.

Estos elementos, junto con la dimensión literaria de las tres novelas, han llevado a los lectores y críticos a considerarlas como una trilogía y a atribuir a Auster el mérito de haber creado esta obra maestra. Sin embargo, el propio autor no se siente cómodo con esta etiqueta y prefiere que cada novela sea considerada como una obra independiente.

Auster ha expresado en varias ocasiones su sorpresa y asombro por el hecho de que se le haya atribuido la autoría de la trilogía. En una entrevista, Auster dijo: «No tenía ni noción de que estaba escribiendo una trilogía. Siempre me ha sorprendido que la gente la considere como tal». Además, en una carta a un lector, el autor escribió: «No hay una trilogía de Nueva York como tal. Las tres novelas son independientes entre sí y pueden leerse en cualquier orden».

Este punto de vista de Auster es muy interesante, ya que desafía la noción tradicional de lo que se considera una trilogía. Por lo general, una trilogía se compone de tres obras que están conectadas por una trama continua y que se escriben con la intención de ser una trilogía desde el principio. Sin embargo, en el caso de la «Trilogía de Nueva York», la conexión entre las novelas surgió de forma natural y no fue planeada por el autor.

A pesar de que Auster no se considera a sí mismo como el creador de la trilogía, es innegable que su talento y habilidad como escritor son los responsables de la dimensión literaria de estas novelas. La forma en que Auster juega con la identidad y el azar en las historias, así como su habilidad para crear personajes profundos y complejos, son solo algunas de las razones por las que la trilogía ha sido tan aclamada por la crítica y los lectores.

Además, la trilogía ha sido traducida a varios idiomas y ha sido adaptada al cine,

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